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MIAMI, Florida – Si no existiera el año bisiesto, o sea, el 29 de febrero cada cuatro años, hoy estaríamos a 15 de julio de 2017.

¿Y se imagina mediados de julio con temperaturas en los 70 grados en el sur de Florida? Lo que suece es que con cada año existe un desface de casi seis horas en el proceso de traslación de la Tierra alrededor del Sol, hecho imperceptible por todos nosotros.

Pero, si no se añade un día adicional cada cuatro años, con el paso del tiempo, el calendario se saldría de sincronía con el año solar y los típicos meses de verano tendrían temperaturas de invierno y viceversa.

Según calculó el diario Los Angeles Times, de no tener año bisiesto, despues de 780 años el día de Año Nuevo coincidiría con el solsticio de verano, pues cada año el calendario se queda atrás un cuarto de día.

Esta le presentó a Julio César a unos astrónomos egipcios en uno de sus viajes a Alexandría y ellos le revelaron algo que los romanos aún no sabían: que los días no coinciden del todo con el año.

Con este conocimiento, Julio César implementó el nuevo calendario al Imperio Romano, uno con tres años de 365 días y un año con 366 días, conocido como el calendario juliano.

Actualmente, utilizamos el calendario gregoriano, esto luego que el papa Gregorio XIII sustituyera el calendario juliano debido a otro desfase que hacía que cada 125 años hubiese un día de más.

El calendario gregoriano solo tiene un error de 26 segundos y habrá que esperar al año 4,909 para ver qué deciden los científicos pues en esa fecha, la suma de esos 26 segundos, darán un día demás.